El Toro de Osborne nace en 1954 de la mano del artista gaditano Manolo Prieto.
Se trata de 21 estructuras publicitarias ubicadas en Andalucía que responden a dos modelos: Toro Grande (6,5m) y Toro Gigante (13,13m).
La instalación de los toros se inició en Noviembre de 1957 y la elección de los emplazamientos fue fruto de un trabajo de campo que buscaba las condiciones idóneas para la implantación de éstas estructuras publicitarias: buena visibilidad, un fondo adecuado y un paisaje circundante propicio para establecer cierto diálogo con la presencia del Toro.
Protección legal
En 1962, la Presidencia del Gobierno publica el Decreto nº1976 que prohíbe la presencia de carteles publicitarios a menos de 20 metros de la arista exterior de explanación de las carreteras y dos años más tarde se alarga la distancia a 50 metros. Debido a este alejamiento de la carrtera fue necesario aumentar el tamaño de los toros.
Pero los problemas del Toro no habían hecho más que empezar...
El 30 de Julio de 1977 la Jefatura del Gobierno publica una nueva Ley con el fin de planificar, regular, construir, conservar, financiar, usar y explotar las carreteras generales del Estado. Tras varias modificaciones, esta Ley quedó finalmente establecida en 1988 como Ley 25/1988 de Carreteras. Dicha ley dispone que: "fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales queda prohibído realizar publicidad en cualquier lugar visible desde lazona de dominio público de la carretera...". La reacción ante el peligro de desaparición del Toro de Osborne de las carreteras andaluzas no se hizo esperar y desde distintos estamentos de la sociedad se solicitó el indulto del toro.
La dirección General de Bienes Culturales, haciéndose eco de la alarma popular, adopta la resolución del 14 de Octubre de 1994 por la que se incoa expediente para la inscripción del Toro en el Catálogo General del Patronio Histórico Andaluz con categoría de Monumento. Esta decisión no estuvo exenta de polémica ya que si se consideraba como valla publicitaria podía considerarse bien mueble y a su vez ser desplazado de su ubicación. Al mismo tiempo, la única forma de mantener sus visuales era delimitando un entorno en el que no se permitiera la implantación de elementos que impidieran su contemplación. Todas estas características abocaron a la decisión de considerarlo inmueble y para protegerlo se optó por la Ley andaluza ya que contempla ambos conceptos. Dentro de las figuras de inscripción específicas se optó por la figura de Monumento:
" Tienen la consideración de Monumento los edificios y estructuras de relevante interés histórico, arqueológico, artístico, etnológico, científico, social o técnico, con inclusión de los muebles, instalaciones,..." Ley 1/91.
Por todo ello, tras la valoración y un estudio técnico que fue llevado a cabo por un equipo inerdisciplinar (arquitectos, historiadores del arte y antropólogos) para la tramitación del expediente de inscripción del Toro, el resultado de este proceso fue la consideración del Toro como:
Objeto cultural, etnográfico (símbolo identitario), como referente histórico ( el toro como elemento clave del contexto mediterráneo), como objeto artístico (poética del Land Art), en el movimiento artístico de las conurbaciones ( esculturas y elementos ornamentales que pueblan los nudos de comunicación) y como monumento que renueva la sensibilidad artística y relanza el sentimiento de pertenencia.
Nos hacemos llamar INDAGACCIÓN CULTURAL, bienvenidos a nuestro espacio. Somos un grupo de estudiantes del II Master Universitario de Gestión Cultural de la Universidad de Sevilla y la Junta de Andalucía. Durante dos años, vamos a indagar en la Gestión Cultural y a realizar varios proyectos y actividades. La principal será el análisis de la Red de Centros Cívicos de Sevilla. Pretendemos compartir con vosotros nuestras experiencias, avances e inquietudes, nuestro trabajo y la cultura que nos rodea.Espero que disfrutéis. Indagacción Cultural esta dispuesto a ¡¡darlo todo!!
domingo, 25 de febrero de 2007
El Toro de Osborne como objeto cultural, etnográfico, artístico...
Publicado por Reyes Rodríguez en 21:11
Etiquetas: Buenas prácticas
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2 comentarios:
Interesante artículo Reyes, muy apropiado en estos momentos en los que se celebra el 50 aniversario de este icono tan típico de nuestras carreras.
Curiosamente, para conmemorar este hecho Osborne ha organizado un acto artístico y benéfico "Art Bull for Charity" para reinventar su icono.
Las propuestas han venido de la mano de personajes tan conocidos como Arola, Subijama, Adría, Antonio Banderas, Agatha Ruiz de la Prada, Armand Bassi o Victorio&Lucchino, que han dado su particular visión del conocido toro.
La exposición de estas obras ha recorrido las principales ciudades de Estados Unidos (no entiendo porque no lo han hecho también en España) y ha finalizado en este mes de febrero, con la venta de las obras a través de internet.
Anterior a Prieto fue el pintor Enrique Mélida. Melida también pintó la silueta de un toro sobre una loma que fue muy famosa en su tiempo. A pesar de ser el pintor de temas taurinos más influyente e importante de la mitad del siglo XX Mélida ha sido rápidamente olvidado. En su cuadro "Se aguó la fiesta" (1876).
Adjunto varias reseñas de diarios del siglo pasado en la que nos hablan de ese importante pintor admirador Goya.
Unas notas de prensa que nos pueden ilustrar lo que estoy diciendo: (ABC. Madrid. El carnaval de Roma. 4 de Febrero de 1923. Martín Ávila)
"Maestro en este arbitrio fue Enrique Mélida. Uno solo de sus cuadros, ¡Se aguó la fiesta!, ha sido en España, y lo es aún, más popular que las Meninas y mucho más que el entierro del señor de Orgaz, y, por lo menos, tanto como la más popular obra mística de Murillo. ¡Se aguó la fiesta! es aquel cuadro en que un bravo toro, retinto en negro y corniapretado, se planta amenazador ante un grupo de chisperos que comen regocijados en pleno campo."
Revista de la Biblioteca Archivo y Museo. Ayuntamiento de Madrid, nº 13. Enero 1927.
Mélida, madrileño, nacido el 6 de abril de 1838, casa con María Bonnat, hermana del retratista francés León, y muere en París el 28 de abril de 1892. Trasladado a Bayona es enterrado en el cementerio de San Esteban en el panteón de la familia de su mujer. Es el autor de "Despacho parroquial", "El esquilador", "La lección de toreo", "La antesala del príncipe de la Paz", "La misa de parida", "Ronda de la Inquisición", "Pórtico de San José en Madrid", "Pobres esperando la hora de la limosna", y su obra más conocida es "¡Se aguó la fiesta!", la merienda campestre interrumpida por la presencia de un toro, cuadro reproducido infinitamente desde las planas de La Lidia hasta los abanicos pericones de las damas de aquel tiempo.
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